Vivimos tiempos difíciles en lo que a motivación para seguir entrenando se refiere, queridos corredores y queridas corredoras. Pero a grandes males, grandes remedios. Así que hemos consultado a nuestro responsable de nuestros grupos de entrenamiento, Chema Artero, sobre qué hacer para mantener la motivación cuando no hay objetivos claros a la vista y esto es lo que nos ha contado…

Ayer por la noche me paso algo curioso, fui a la cocina, abrí la nevera y me quedé mirando su interior sin saber qué hacer. ¿Qué me estaba pasando? La respuesta es fácil, había olvidado de lo que iba a buscar en ella. Os estaréis preguntando, ¿y a qué viene que Chema nos cuente esto ahora? Pues a que algo parecido es lo que a la mayoría de los corredores les ha pasado a raíz de todo lo que estamos viviendo, que de pronto han desaparecido los objetivos que les llevaban a salir de casa a correr, quedándose desorientados y sin la motivación necesaria para hacerlo.

Se hace pues necesario una reprogramación de los mismos, cambiando el foco y pasando de los objetivos de rendimiento (finalizar una carrera en concreto por primera vez o hacerlo en un tiempo determinado) a los objetivos de proceso o entrenamiento (ser capaz de correr en una sesión de entrenamiento de forma continuada durante un tiempo determinado o a un ritmo concreto, dedicar un tiempo cada semana a trabajar la fuerza o la técnica de carrera, etc.). Es el momento de creernos de verdad aquella frase que hemos escuchado en muchas ocasiones de que “tan importante como el destino, es el camino que recorremos para llegar a él

Si fijamos adecuadamente los objetivos de proceso (los relativos al entrenamiento), estaremos más cerca de alcanzar los objetivos de rendimiento cuando las circunstancias cambien y nos permitan afrontarlos. Incluso podemos fijarnos un objetivo de rendimiento personal, en forma de test sobre una distancia determinada, o de reto virtual con algún amigo o compañero de entrenamiento, para tener un plus de motivación y evaluar los progresos alcanzados.

Para establecer adecuadamente los objetivos de proceso o entrenamiento debes seguir las siguientes pautas:

  1. Los objetivos que te marques deben ser lo suficientemente ambiciosos para resultar motivantes y llevarte un puntito más allá de aquello a lo que estás acostumbrado. Pero además deben ser alcanzables, pues de lo contrario corremos el riesgo de instalarnos en la frustración que produce su no consecución.
  2. Deben ser específicos y definidos de una forma concreta, lo cual nos permitirá evaluar su consecución. No basta con decir “voy a fortalecer mi abdomen”, sino “voy a fortalecer mi abdomen realizando 3 sesiones semanales de 4 ejercicios, de los que realizaré 25 repeticiones”. Poder evaluar los objetivos y ver cómo los vamos alcanzando nos dará más confianza y mantendrá alta nuestra motivación.
  3. Un objetivo no es un dogma de fé inmutable, nuestra evolución como corredores y las circunstancias cotidianas que nos rodean requieren que sean flexibles y modificables, adaptándose conforme son evaluados periódicamente.
  4. Hay que distribuir en el tiempo los objetivos planteados, fijando objetivos a corto (semanales o quincenales), medio (mensuales, trimestrales o semestrales) y largo plazo (anuales o bianuales). Normalmente los de corto y medio plazo suelen ser utilizados para fijar los objetivos de proceso, mientras que los de largo plazo se utilizan para los de rendimiento. Esto permitirá realizar una evaluación continua que nos ayudará a mantenernos motivados y realizar las adaptaciones oportunas.
  5. Es muy importante plasmarlos por escrito para que nos ayuden a mantener la concentración y a no perder de vista la hoja de ruta que hayamos trazado. Y por último, colócalos en un lugar visible para no dejar de tenerlos presentes. Te recomiendo que los pongas en la nevera, así, cuando vayas a abrir la nevera no te ocurrirá lo mismo que me pasó a mi anoche 😉