Sacar tiempo entre semana para salir a entrenar es una de las cosas más difíciles a las que se enfrenta un runner en el día a día. Sin embargo, si no quieres defraudar a tus compañeros del club o a esos amigos con los que te apostaste una cena a que hacías al 10 k en menos de 40 minutos, tendrás que encontrar la manera.
Vamos a partir de la base de que hay tres rangos horarios en los que se puede salir a entrenar: a primera hora de la mañana, antes de comer y hacía el final de la tarde – crepúsculo. Cada persona se adaptará mejor o peor a cada una de las opciones, porque por ejemplo hay muchos a los que “se les quedan pegadas las sábanas” y otros que no pueden conciliar el sueño con facilidad si han salido a entrenar muy tarde.
- A primera hora de la mañana: como decimos, si eres un early bird, esta será sin duda la mejor hora en la estación de verano. Cuando aprieta el calor durante el día, las primeras horas de la mañana, con la luz del alba, es cuando más fresquito se está en la calle, y por eso puedes salir a correr de forma más confortable. Eso sí, en invierno lo que ocurre es que hace frío y cuando está amaneciendo se nota mucho más, incluso las aceras pueden estar heladas en algunos rincones sombríos… En definitiva: en verano, si tienes la fuerza de voluntad suficiente, está es la hora de entrenar. En invierno, protégete bien contra el frío usando guantes, gorro y unas mallas térmicas.
- A mediodía antes de comer: al contrario que lo que sucede con la anterior opción, a mediodía es cuando hace una temperatura razonable en invierno e insoportable en verano. Así pues, si vuelves a casa durante la jornada laboral, podrás salir a correr antes de comer y así lo darás todo con el estómago vacío antes de premiarte con una buena ducha y un plato de pollo con arroz.
- Como tercer y última opción está la nocturna, o del final de la tarde. En realidad, es una hora que no convence a casi nadie salvo a los que no tienen la fuerza de voluntad necesaria para madrugar. En invierno hace fresco y en verano se ha concentrado el calor de toda la tarde. Y, además, muchas personas tienen el corazón acelerado por el esfuerzo y apenas pueden dormir después de darse la ducha pertinente, que también contribuye en cierta medida a despejarnos.
Como veis, tres opciones distintas, con sus apoyos y sus detractores, para que encuentres esa media hora o cuarenta minutos diarios que te permitan conseguir todos tus objetivos contra el crono