Muchos corredores salen a trotar en solitario y, gracias a ello, pueden concentrarse en la respiración y en el próximo paso. Sin embargo, a otros tantos les parece muy aburrido salir en soledad a hacer las tiradas y prefieren la compañía. Este método de salir a entrenar en grupo tiene, como casi todo en esta vida, sus pros y sus contras.

Por un lado, entrenar en grupo es más divertido y te permite convertirlo en un acto social. Esos dos días por semana no fallas al entreno por no decepcionar a tus compañeros. Se genera una especie de obligación velada y eso te convierte en un corredor constante, lo cual es importantísimo. Además, si varios miembros del grupo van un punto por encima en cuanto a ritmo, eso te ayudará a mejorar tus tiempos. Ellos, las liebres, marcan el ritmo y tú vas detrás, como los ciclistas jefes de fila detrás de los gregarios durante el ascenso a los puertos de montaña.

En lo relativo a los contras, hay uno muy importante, y es que cuando sales a correr en compañía puedes caer en la tentación de contarle al resto de tus compañeros la anécdota que te ha ocurrido hoy en el trabajo o el viaje que vas a hacer el próximo fin de semana.  Ahora vamos a desgajar los efectos perniciosos que tiene esta mala costumbre de hablar mientras corres. A partir de ahora te pensarás dos veces si es mejor esperar a los estiramientos para contarle al resto tus pensamientos.

  • Necesitas oxigenar más: cuando hablamos, consumimos oxígeno, así que si a nuestro cuerpo le exigimos hablar y a la vez le pedimos que nos lleve por el asfalto a 4:30 minutos el kilómetro le estamos solicitando un sobreesfuerzo, lo que afectará a nuestra capacidad para mantener el ritmo prefijado.
  • Desconcentración: aunque no te lo parezca, cuando empiezas a contarle al resto tus aventuras y desventuras, vas a dejar de concentrarte en el ritmo y poco a poco bajarás tu rendimiento a lo largo de la serie. Correr no es un deporte que exija mucha concentración, pero, sobre todo en las tiradas de calidad, hay que estar a lo que hay que estar, si no… solo conseguiremos dar un paseo acelerado.

Por último, debes tener en cuenta que cuando entrenas con alguien al lado, quizás esa persona no quiere escuchar en ese momento lo que te ha ocurrido esta mañana con el cliente o cómo estás planificando tu boda para el próximo verano. A ellos también les puede desconcentrar que tú te pongas a hablar sin parar a lo largo de todo el entrenamiento. Lo importante de la compañía es mantener ritmos altos y saber que no estás solo en esto. Espera mejor a la bebida isotónica en la terracita del barrio para contarle a tu grupo de running lo que te ha pasado hoy o cualquier plan que tengas para el futuro. Tanto ellos como tu corazón te lo agradecerán. Correr sin esforzarte en pronunciar te permitirá sacar lo mejor de ti y mejorar tus tiempos. Es hora de dejar ese hábito atrás.