Barefoot, la nueva tendencia de los runners que está arrasando en todo el planeta

Puede que Bikila, el ganador del oro en la modalidad de maratón en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, inspirara a todos aquellos que hoy han apostado por correr descalzos. En aquella ocasión, no se trató una decisión voluntaria. Eran otros tiempos y Bikila no tenía las zapatillas a su disposición antes de la carrera. Su enorme pie hacía imposible conseguir otro modelo a tiempo así que, ni corto ni perezoso, se lanzó a cubrir los 42 kilómetros de la prueba reina de la larga distancia totalmente descalzo, sobre el duro asfalto de la citta eterna.

Aspectos positivos y negativos del barefoot

Lo que es evidente es que hoy hay muchos que se han lanzado a practicar esta práctica, que, como todo en la vida, tiene sus pros y sus contras. A continuación, os vamos a desentrañar tanto los aspectos positivos como los negativos del barefoot.

La gran ventaja que aporta el barefoot es que su práctica favorece una mayor tonificación de la musculatura y que sus practicantes mejoran con mucha más facilidad su técnica de carrera, perfeccionando antes su pisada. Se produce un “cambio en el patrón de la marcha” y el cuerpo se deshabitúa a no llevar calzado, algo que ha estado acoplado a nuestros pies desde que empezamos a caminar, por desgracia.

Sin embargo, el gran inconveniente es que, tanto nuestros tobillos y rodillas como la propia fascia, van a sufrir más que de costumbre. No es lo mismo pisar sin ninguna suela de goma, con su correspondiente amortiguación, que con nuestra piel, músculo y hueso. Otro aspecto al que debemos prestar atención es a la propia piel del pie, y debemos asumir que vamos a sufrir cortes, debido a que hay piedrecitas u otros elementos sobre el firme.

Llegados a este punto, en el que hemos ponderado los pros y contras, os recomendamos el paso intermedio que es adquirir unas zapatillas barefoot, con una suela minimalista, y, por otro lado, tener claro que el proceso es el siguiente: antes que correr, andar; ir perdiendo peso, para que cuando demos nuestros primeros trotes descalzos ya hayamos acostumbrado a nuestros pues a cubrir los kilómetros sin ninguna ayuda externa y estemos en el peso óptimo. Solo de esa manera conseguiremos esquivar las lesiones, que frenan nuestro rendimiento y que nos frustran en demasía, y podremos adaptarnos de forma duradera a esta forma de correr tan auténtica y genuina.