Diferencias entre trail running y sky running

Hace poco hablamos sobre las ultramaratones, que son carreras de unas distancias siderales, pero que se llevan a cabo en terrenos eminentemente llanos. En el artículo de hoy en el blog de Running ZGZ vamos a hablaros de otras dos modalidades que también suelen constar de buenas kilometradas, pero que se desarrollan en un medio completamente diferente: el Trail running y el sky running.

Antes de entrar de lleno en los consejos acerca de cómo preparar ambas modalidades de carrera, vamos a explicar de forma sucinta las diferencias entre las dos.

Diferencias significativas entre 2 tipos de running

El Trail running significa practicar nuestro deporte favorito, correr, en plena naturaleza: senderos, más o menos accidentados, bosques poco frondosos o preciosos valles. Aquí cerca, en el Pirineo, tenemos muchas opciones de competiciones de Trail running durante el verano. Los marcos incomparables que ofrecen las montañas de la cordillera que nos separa de Francia son únicos en el mundo.

Por otro lado, el sky running es una especialidad de Trail running que transcurre por encima de cota 2000 y con más pendientes y desnivel, por lo que estamos ante la prueba reina del Trail running.

Preparar un Trail running significan muchas horas de coche subiendo al Pirineo para tener las piernas a punto en el fin de semana de la competición. Es necesario realizar largas tiradas y familiarizarse con el medio: los senderos, los pasos por pedreras, las zonas más empinadas de nuestra ruta. Además, hay que decidir que alimentos son los que le sientan mejor a nuestro cuerpo: si los geles, si las barritas o las pastillas energéticas. Por supuesto, es imprescindible adquirir una serie de elementos como el vestuario adecuado, unas zapatillas con suela especial y una mochila ligera para llevar los alimentos necesarios y un cortavientos chubasquero que nos saque de un apuro si nos sorprende una tormenta veraniega.

Para preparar un sky running, a todo lo mencionado en el párrafo anterior hay que sumarle una serie de cambios en el entrenamiento, haciéndolo más exigente que de costumbre: correr en altura, entrenar en escaleras o en pendientes pronunciadas, y también podemos probar a correr con algo de lastre. Hay que tener en cuenta que la altitud afecta de modo diferente a las personas y que debemos acostumbrar a nuestro cuerpo al esfuerzo por encima de los 2000 metros.