Las maratones son el mayor reto, dentro de las pruebas olímpicas, a las que se puede enfrentar un atleta amateur. Cuando alguien decide correr una maratón tiene que tener en cuenta que sus piernas se van a poner tan duras como el mármol, va a tener que controlar su dieta para evitar los caprichos e ingerir alimentos saludables y va a tener que dedicar un montón de tiempo a los entrenamientos para estar a punto en el día D, hora H.
Pero al margen de esas preguntas, otra gran cuestión es a qué ritmo queremos correr esa maratón, y por ende, en que tiempo cubriremos los 42 kilómetros y 195 metros de esta prueba tan legendaria.
Ritmo en una maratón
El punto de partida debe de ser realista, y salvo que seas un atleta con beca, de esos que se pueden plantear correr una maratón en dos horas y media, es mejor pecar de prudentes y conseguir cubrir esa distancia sideral hasta el último centímetro, a tener que abandonar a mitad cuando nuestra ausencia de fuerzas nos impide cruzar “el muro”.
Para poder elegir bien el ritmo deberemos conocer bien cuáles son los ritmos con los que podemos cubrir otras distancias como los 10 kilómetros o 5 kilómetros. Con esa referencia ya podemos escoger el ritmo con el que aguantaremos 42 kilómetros. Ir con un reloj inteligente en la carrera es básico para controlar tanto las pulsaciones a las que está bombeando nuestro corazón como al ritmo al que estamos cubriendo cada kilómetro de asfalto. Con esos datos, que deberemos tener sabidos de antemano, sabremos si estamos yendo al ritmo correcto.
El ritmo con el que te sientas cómodo en una maratón es aquel con el cual alcanzas los 25 kilómetros fresco y sin sensación de ahogo en cada respiración. Una forma de ir a un ritmo un poco superior es tener delante a otro competidor que esté un punto más en forma que nosotros, pero lo que no podemos hacer es quemarnos tratando de mantener cerca a ese otro corredor si nos está costando un esfuerzo demasiado grande.
Por último, en el ritmo al que corramos la maraton debemos de sentirnos cómodos para ir comiendo geles o barritas energéticas, y dando sorbos al agua fresca que nos entrega la organización de la carrera. Solo de esta manera evitaremos un desfallecimiento en el futuro, que podría dar al traste con nuestras ganas de terminar.