Las rodillas son unas articulaciones muy delicadas y conforme las personas van haciéndose mayores, proliferan las patologías y las dolencias en esta parte del cuerpo.

Los motivos por lo que esto sucede son múltiples y variados, y no todos están relacionados con el deporte, pero hoy vamos a analizarlo desde la perspectiva de nuestro sector. Los deportes de impacto como el running suponen un esfuerzo extra en zonas como el menisco, la rótula, los tendones, cartílagos y ligamentos de la rodilla. Todos esos elementos se someten a gran estrés durante el entrenamiento.

Hoy os vamos a explicar cómo reducir esa carga en las rodillas con una serie de trucos y recomendaciones. A largo plazo, las rodillas te lo agradecerán y tu disfrutarás de una mayor calidad de vida:

  • Para correr regularmente debes estar en tu peso. Esto no significa que debas tener un cuerpo de atleta o estar muy delgado, pero lo que no es nada recomendable es arrastrar en cada entrenamiento 10 kilos de más. En cada zancada estaremos sobrecargando a nuestras rodillas con trabajo extra y eso se puede traducir en lesiones a corto plazo y en problemas de mayor calado a 15 años vista.
  • Cambia tu zancada: está demostrado que, si aumentas la frecuencia de las zancadas, reduciendo la distancia que cubres con cada paso, se minimiza el estrés en la región rotulo – femoral. Así pues, modula tu estilo para proteger las rodillas y establece una cadencia de zancada acorde a tus características físicas tales como la altura y la flexibilidad.
  • Flexión de la rodilla antes del impacto. En la fase de aterrizaje, justo antes del impacto de la suela contra el suelo, debemos flexionar ligeramente las rodillas, evitando así el overstriding y sacando provecho de la amortiguación natural que nos proporciona la musculatura del tren inferior.
  • Calentar las rodillas: Nuestras rodillas descansan durante la noche, mientras dormimos, y lo que no podemos pretender es saltar de la cama a primera hora de la mañana y ponernos a hacer un entrenamiento de calidad a ritmo alto. Los primeros pasos son primordiales y hay que comenzar suave, habiendo movido en círculo previamente la articulación para activar esa musculatura. De esta forma se evitan muchos dolores y disminuye el riesgo de lesión de ligamentos.
  • Agua fría en el final de la ducha. La ducha es el momento de placer que nos hemos ganado durante el entrenamiento, y el agua debe de estar a la temperatura adecuada. Sin embargo, al final de la misma, os recomendamos utilizar agua fría en las piernas, lo que activa la circulación de todo el cuerpo y sirve a su vez para desinflamar los tejidos de la articulación de la rodilla.

Seguro que con estos consejos consigues alargar la “vida útil” de tus rodillas y puedes seguir disfrutando del running sin dolor y durante mucho más tiempo. Respeta a tu cuerpo y en especial a tus rodillas para correr mejor y conseguir tus objetivos.